Después de más de una década de acompañamiento a la familia de la calle, uno aprende sobre la vida de las personas y comunidades de que viven en la calle sin casa o que realizan su vida precariamente alrededor de esta situación. Como ya sabrás, nuestro acompañamiento se basa en el contexto de Familia de calle, en la cual es uno es aceptado, en una relación cercana y comunitaria. Con sus enseñanzas, costumbres, y temáticas para juzgar y transformar.
A lo largo del tiempo la familia de la calle ha tenido los procesos propios de un movimiento en conformación. Los cambios sociales, estructurales, políticos y económicos han impactado notablemente en la familia, si no también en la vida de todos los habitantes de calle y por supuesto en toda la población. Hay que tener claro que la vida en necesidad permanente conlleva al extremo, al alienamiento y alinealidad de determinados sucesos sociales y psicológicos colectivos e individuales.
Voy a compartir un relato del 2012, relacionado aproximadamente con un tiempo transcurridos ya a dos años de acompañamiento a la familia de la calle. Específicamente del 24 de febrero. Un tiempo en que los amigos y amigas de la familia de la calle tenían sus ranchadas (lugar geográfico donde vivían en la calle) en la gran avenida 9 de julio de la ciudad autónoma de buenos Aires. En esa época salíamos juntos de visitación con mi amigo Sebastián.
Viernes recorrida con Seba
Hicimos el mismo recorrido de siempre, pero lamentablemente no pudimos ver a mucha gente. Creo que principalmente pude deberse al cambio de clima y también especialmente a las obras del Metro Bus en la Avenida 9 de Julio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,Argentina. Muchas de las plazoletas están prácticamente inaccesibles.
Recordemos que cuando vemos una persona durmiendo con un colchón a la vuelta de casa, es a quien debemos prestarle atención, cuando lo vemos una noche más, es a quien debemos prestarle preocupación, y cuando lo vemos un tercer día es un vecino a quien debemos ofrecerle socorro.
“ Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.” Lucas 2:7
A través de la historia de la espiritualidad cristiana, los seres humanos han reflexionado sobre la necesidad de ponerse en el lugar del que no tiene tierra, no tiene un lugar, un espacio privado o familiar, los del margen. No en una relación directa con la pobreza económica, sino en el dónde no tener un espacio propio o familiar para los suyos. En el medio evo, específicamente en el siglo doce, se volvió una necesidad espiritual en gran parte de Europa. Luego aparecieron los movimientos declarados heréticos que buscaban esta relación, esta aproximación con lo divino. Ponerse en el sitio de las personas que no pueden tener un lugar propio, una casa donde establecerse.
Acercate a tus vecinos en situación de calle, a quienes no tienen opción, donde vivir, y sé solidario con ellos. Si no sabés como, envíanos un mensaje, tendremos una entrevista y te daremos acceso al libro online: Cuando los pobres nos llaman a la conversión.
¡Un abrazo!
Foto de Portada Jon Tyson en Unsplash
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