
Cuando los pobres nos llaman a la conversión.
A continuación, una breve nota del primer capítulo del libro de Gustavo Reimondo “Cuando los pobres nos llaman a la conversión.”
Se resumen los puntos principales sobre como iniciarse en la práctica del acompañamiento solidario, evitando los errores más típicos y que podrían impedir una sana relación con entidades no institucionalizadas como las ranchadas o la familia de la calle, con sus propios códigos, cultura y estilo de vida.
Hacemos la invitación a que revisen el manual completo para mayor información. Podrás encontrarlo en la tienda online de la editorial Tecnología Humanizada.
¿Existe un «método infalible»?
- Diría que lo que me motivó a desarrollar un método fue la constante crisis personal sobre qué hacer y cómo realizar un acompañamiento adecuado. Concluí que lo más importante era que todas las personas se comprometan con impulsar un mundo de justicia y equidad, que empieza con el empoderamiento de ellos mismos y de los marginados. Los consejos que ofrezco no son infalibles o perfectos. Pero tienen la finalidad de animar a cualquiera a convertirse en agente de cambio para un mundo mejor, según mi experiencia, conocimiento, fe, y esperanza.
¿Cuándo surge la sensibilidad por el acompañamiento solidario?
- En mi caso, la sensibilidad ya estaba desde hacía mucho tiempo. La suma de experiencias personales, estudios, y pensamiento crítico llegaron a un punto de maduración. Pero faltaba pasar a la acción. Eso vendría después, aplicando un método dinámico impulsado por el amor.
Tengo interés, pero nada de práctica en el acompañamiento solidario ¿Cómo recomiendas empezar?
- Diría que como se inician todas las relaciones personales: con un interés real. Recomendaría, por ejemplo, evitar juicios de valor desde las diferencias; tener cuidado y respeto por su hogar (la calle); evitar los excesos de confianza hasta que no se hayan gestado dichos lazos con el tiempo; ofrecer lo que se tiene con naturalidad, sin obligaciones de ninguna de las partes.
- Con el tiempo, y forjando una sincera relación de acompañamiento, los mismos gestos demuestran confianza: un beso, un abrazo, la cercanía al hablar, etc. Siempre, claro, desde el consenso implícito entre personas que están en mutuo acuerdo.
Si aplicamos estos consejos ¿Qué resultados podemos esperar?
- Si bien hay resultados evidentes, esto no es matemático. Las personas son complejas, y existen muchas formas de abordar las formas peculiares e individuales.
- Pero en general, tras construir de a poco, un podría esperar interés o curiosidad por saber más de tu persona. Esto permite que haya apertura a conversar, una mayor intimidad, una mayor comodidad en la expresión. En resumen, una relación fluida y natural.
- Se entiende que uno no está allí para criticarles o imponerles ideas de afuera.
- Con el tiempo, también permite la incorporación y adaptación de roles, la posición en el grupo, la participación en ritualidades especiales del grupo. Esto implica un voto de confianza elevado, y eso no tiene precio.
Fuentes:
Reimondo. G, «Cuando los pobres nos llaman a la conversión», Editorial TECNOLOGIA HUMANIZADA
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