El libro «Cuando los pobres nos llaman a la conversión» ofrece una perspectiva única y profundamente reflexiva. Donde nos Invita a reflexionar sobre la exclusión social, la marginalidad, al igual que confrontar nuestras propias convicciones y privilegios que poseemos. Este llamado a la conversión no solo implica un cambio personal, sino también una transformación en la manera en que nos relacionamos con los demás y en cómo abordamos las injusticias estructurales.
Como estudiante de la carrera de Trabajo Social, leer el libro, o mejor dicho, el Manual de Des procedimiento me hizo entender una manera diferente de abordar esta problemática social. Donde se propone una intervención desde el acompañamiento, dejando de lado la idea del seguimiento de un método o procedimiento desde donde abordar. A partir de eso, es desde donde encuentro algunas diferencias como similitudes en cuanto a la profesión de Trabajo Social en relación al manual de desprocedimiento.
La noción de asistencia social como ayuda temporal, que expresa el manual, desde una provisión de ayuda material o de servicio, entiende que no solo se necesita de eso, sino de comprometerse, en un proceso de conversión personal y social, que implica un cambio profundo en las actitudes, valores y en cuanto a estructuras. La profesión de Trabajo Social a través de los diferentes procesos socio-históricos se ha ido transformando. Orientando su accionar profesional hacia la atención de necesidades sociales que afectan las condiciones de vida de diferentes sujetos, grupos, instituciones, etc. Desde la importancia de la participación activa de los sujetos, comunidades en su propio proceso de desarrollo y cambio, como sujetos de derecho.
El manual resalta la importancia de que los individuos se unan en comunidad para confrontar y transformar las realidades de pobreza y exclusión. Como agentes de su propia transformación, un enfoque más colaborativo y empoderador. Un compromiso personal, de comprometerse activamente en la lucha por la justicia social.
Para los trabajadores sociales, la noción de comunidad es esencial en la práctica profesional. Se trabaja en estrecha colaboración con comunidades locales, reconociendo y fortaleciendo sus recursos internos, considerando los factores sociales, económicos y culturales que influyen en el bienestar, facilitando procesos de participación que permiten a la comunidad expresar sus preocupaciones, necesidades, definir sus metas y colaborar en la búsqueda de soluciones. Esto refleja en parte la idea central del manual de que la comunidad tiene el potencial de liderar su propia transformación hacia una sociedad más justa y equitativa. Su enfoque en la importancia de la solidaridad, destaca la necesidad de construir relaciones de respeto mutuo y apoyo entre los diferentes actores involucrados (las personas indigentes) necesario para crear un sentido de pertenencia y compromiso en la búsqueda de soluciones sostenibles y duraderas. Brindando un espacio de diálogo, de escucha, sin hacer juicio de valor.
La diferencia se basa en que se trata de una vocación profundamente ética y humanitaria que busca transformar las vidas de las personas y comunidades marginadas, sin un procedimiento a seguir, sino desde el involucramiento, del trato de igual a igual, de compartir las vivencias, ser uno más, lo que va a generar una transformación en nosotros y un cambio en los demás, que desde el ejercicio profesional llega a ser más delimitado, debido a que prestamos un servicio en el cual nuestra profesión se encuentra regulada, condicionada (es decir lo que debemos o no hacer), ya que en su mayoría dependemos de instituciones privadas o estatales que puede llegar a ser una traba en cuanto a la transformación que se busca. Pero aun así, no deja de ser posible.
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