Podríamos empezar haciendo citas de bibliografía que nunca leí, pero que si al saber de ellas, seguramente no dejaron de verificar lo que se vive en el acompañamiento responsable a una comunidad. Cuando nos referimos a la palabra “comunidad”, para este escrito, la usaremos tanto para grupos marginados, como híbridos u asociaciones como la nuestra que luchan a diario en sus necesidades: tener voz y, a su vez. el intentar dejar de rasgar los bolsillos propios y de los amigos/as/es para poder conseguir sustento económico.
Comprometerse como voluntario es ser acompañante para con una comunidad en busca de transformación y un fin común. Los perfiles para los diferentes roles se piden con un conocimiento profesional en particular. Sin embargo, dicho conocimiento debe ajustarse por medio de la acción comunitaria y de las vivencias en el contexto solidario, el cual persigue fines muy distintos a las teorías e incluso, prácticas que se desarrollan y estudian con una visión de mercado o empresarial. La solidaridad tiene su mundo, sus características y, sobre todo, su contracultura ante el actuar dominante. Diseñar métodos y crear experiencia requiere de tener en claro el ciclo de la comprobación práctica por medio de la praxis social.
Si bien podemos partir de un conocimiento, debemos poner en evaluación las certezas teóricas o las proyecciones que traemos o preconstruimos. El primer paso, es realizar la acción y evaluar los resultados, es decir, realimentar la experiencia obtenida en el campo práctico para contraponerla con las convicciones que teníamos previas a la acción. Y de esta manera, ir generando un nuevo contexto e interpretación de la realidad. Esto no siempre puede indicar que el inicio fue inadecuado, sino que las suposiciones quizás no se ajustaban a las nuevas condiciones. Cuando se trata de comenzar a desarrollar con un nuevo grupo es necesaria la escucha, para poder hacer un preajuste y así también tomar en cuenta los procesos ya comprobados empíricamente, los cuales se formaron con el contexto y las necesidades, producto de la experiencia comunitaria. Esto no quiere decir que los métodos logrados por el grupo deban quedar inamovibleso estáticos, sino que, en comunidad (incluyendo al acompañante, al voluntario/a/e, al amigo/a/e) puedan ser reajustados por medio de nuevas prácticas grupales, las cuales en su multiplicidad de actores buscaran nuevas soluciones sin perder cuál es el objetivo para el fin que se persigue. Es necesario respetar lo prexistente.
El no acompañamiento (que hace un abordaje desde una verdad dada por el mundo del dador), finalmente genera consecuencias adversas a las necesidades y al trabajo de las personas que se nutren de la interacción de los resultados de dichas acciones. Cuando se arriba poseyendo una verdad, se actúa con un método de acción sin realimentación, es decir, de lazo abierto. Donde existe una barrera entre la acción y los resultados. Dicho muro o sesgo es propio de la dualización. Se acciona y no se observa, ni se siente, lo que sucede detrás del muro tras del cual no se mira. Podríamos dar un ejemplo práctico basado en la caridad:
En la entrada de un negocio abandonado, sobre cartones y bultos que tienen algunas pertenencias y utensilios, se encuentra una persona en situación de calle. Es un día de calor, y esta persona no tiene ninguna bebida con él. Lorena, pasa por la vereda de enfrente, percibe la situación que la persona se ve deshidratada y necesita beber. Piensa, “voy a darle lo que todos quieren, una bebida de gaseosa de las marcas internacionales líderes azucaradas”. Va, la compra se acerca y se la da. El hombre le dice: -Se agradece-. Una frase que es un mandato de doble filo entre el agradecimiento y lo que se debe hacer para captar la atención de la persona para hacer algún tipo de vínculo que permita acceder a futuras necesidades. Es su manera y la opción que tiene para sobrevivir, y lo que además conoce. Así Lorena, todos los días durante semanas, le llevaba su gaseosa riquísima al paladar. Pero no había una relación que rompiera o que deconstruyera la estructuración dador-necesitado. Lorena, se iba contenta con sí misma por las acciones que realizaba, había hecho “lo que tenía que hacer: el bien”. Pero resulta ser que nuestro amigo en situación de calle era diabético, y un día no lo vio más allí y de lo único que se enteró, es que se lo habían llevado en una ambulancia al hospital.
Si bien es un ejemplo, que intenta ser pedagógico, no siempre este tipo de relatos cubren la complejidad de los conceptos, pero permiten aproximarse a ellos. La praxis social con comprobación práctica es fundamental. El tomar una acción y realimentar los resultados por medio del vínculo, dar espacio a leer la realidad del otro desde sus labios y no el de nuestros razonamientos, es un proceso con realimentación y corrección de certezas. Uniéndose en un solo contexto acción y causas.
Acompañar es un arte. Si pensás sumarte a nosotros, como comunidad activa que trabaja por Otro Mundo Posible, tenés que prepararte y tomarlo en cuenta.
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